La inquiocupación es el término que comienza a emplearse para describir el comportamiento de inquilinos que firman un contrato de alquiler pero que después no pagan las rentas, de manera que en la práctica cuentan con una situación de facto similar a la de una persona que ocupa legalmente una vivienda, con la salvedad e que sí tiene justo título, el contrato de alquiler, pero que no cumple, de hecho hay un perfil de personas que se aprovechan de la desprotección jurídica que existe al respecto para el propietario y van sucediendo contratos de alquiler que acaban no pagando hasta que son desahuciados por el Juzagdo o incluso llegando a pedir dinero por resolver el contrato, marcharse y entregar el inmueble.
Suspensión de desahucios y lanzamientos por vulnerabilidad
Nosotros no trabajamos para bancos, sólo para particulares por considerar que no es acorde a derecho ni moral que un particular perjudique en una situación de impago de alquiler o de ocupación sin título a otro. En este caso, las disposiciones legales del Gobierno han permitido que muchas familias vulnerables no hayan perdido el techo del alquiler en el que residían, lo que en esta crisis sanitaria ha sido muy justo y acertado.
A pesar de ello, personas que no eran necesitadas, sino que dicho con respeto, son aprovechadas pues lo hemos visto en innumerables ocasiones, se han acogido al derecho a suspender los procesos de desahucio y lanzamiento.
Además, las personas aprovechadas son una minoría, pero como repiten su actuación sin consecuencias legales, pues simplemente van acumulando deudas de alquiler que al ser insolvente no acaban abonando ni por tanto cobrando el propietario.
Esta situación crea una situación de incertidumbre y desconfianza que no hace otra cosa que complicar más la situación de ambas partes, propietario e inquilinos, que en ocasiones es perfectamente compatible pero por falta de empatía y ponerse unos en el lado de otros se acaban
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Opciones, soluciones y alternativas para conciliar los derechos de propietario e inquilino
Mientras que exista buena fe por las dos partes siempre se llegarán a opciones, soluciones y alternativas a cualquier controversia entre inquilino y propietario. En ocasiones por parte de ambas posturas de manera minoritaria se sostienen posturas inadecuadas que no hacen otra cosa que alejar aún más las posturas y posibilidades de conciliación de las partes.
En España para empezar debemos de reconocer que tenemos un gran problema en materia de vivienda. Los sueldos y el precio de los alquileres dejan en una situación próxima a la exclusión social pues a pesar de tener trabajo, con el sueldo después de satisfacer la necesidad de vivienda, el dinero resultante es muy escaso. Unido al coste de la vida y la inestabilidad laboral crean una situación muy delicada que postra a muchas familias a un gran estado de necesidad.
No es lo mismo ser una persona necesitada, que una persona aprovechada y esa es la clave.
Se debería de agilizar y endurecer los procesos de desahucio para que no haya que someter a propietarios a dilaciones de años para recuperar la posesión de su inmueble, pero también en paralelo establecer medidas de protección a las personas más necesitadas para que puedan cubrir sus necesidades dignamente.
Permitir que exista un fichero de morosos y medidas que traten de limitarlo de alquiler para que las personas que ya hayan protagonizado una situación de ocupación o morosidad arrendaticia, no puedan seguir repitiendo este tipo de comportamientos.
Es unas situación muy compleja, pero en ella los beneficiados deben de ser los ciudadanos en general. Propietarios e inquilinos que tienen buena fe y que merecen ser protegidos por normas que amparen su derechos pero que no permitan abusos.
La inquiocupación en España es una realidad, afortunadamente minoritaria, pero juntos podemos avanzar hacia la protección de las personas más necesitadas, a las que en nada ayudan las personas aprovechadas que precisamente abusan de las situaciones injustamente.
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